De acuerdo con datos arrojados por el Foro Económico Mundial, América Latina y el Caribe han cerrado casi tres cuartas partes de su brecha de género. La región tiene el tercer nivel de paridad más alto del mundo, con 74,3%, y al ritmo actual de progreso, la región tardará 53 años en alcanzar la plena paridad de género, según las dimensiones incluidas en el Índice Global de la Brecha de Género del Foro.
La región también ha registrado mejoras en la paridad de género en la participación de la fuerza laboral, la remuneración y la representación femenina en puestos directivos y de liderazgo. La igualdad en este ámbito es de 65,2%, la tercera puntuación regional más baja, por delante de Oriente Medio y Norte de África, así como de Asia Meridional; esto supone una mejora de 9,3 puntos porcentuales desde 2006.
Más allá de las cifras, prácticamente en cualquier campo del sector privado o público hemos oído del empoderamiento de las mujeres, una idea que promueve que las representantes del sexo femenino ocupen cada vez mayores puestos de liderazgo y de nivel operativo, pero con los mismos beneficios y condiciones a las que están acostumbrados sus pares masculinos.
El sector de la seguridad
Específicamente en el terreno de la seguridad, cuando escuchamos las palabras “guardia de seguridad”, lo más probable es que se dibuje en nuestra mente la imagen de un varón, pero en la vida real esa percepción cada vez tendrá que ir cambiando, ya que las mujeres están asumiendo un papel cada vez más protagonista en el sector que agrupa a los profesionales dedicados a la salvaguarda de bienes y personas, sea en el sector privado o el en gubernamental.
En el terreno internacional, hay quienes pronostican que progresivamente, la industria de la seguridad dará gran valor a la comunicación, las habilidades interpersonales, la diversidad, y utilizará tecnología de vanguardia. El o la oficial de seguridad del futuro será más inteligente emocionalmente y dependerá de las habilidades interpersonales en lugar de los atributos físicos de fuerza.
Igualmente la inteligencia emocional será clave para los agentes de primera línea. De hecho, se considera que las capacidades de interacción de los profesionales de seguridad de primera línea son más importantes que la fortaleza física, y dada la creciente importancia de una fuerza laboral de seguridad más diversa y con mujeres que ofrecen las habilidades necesarias, aumentar el número de ellas es fundamental.
Situación en México
La diversidad de especialidades en las que el sexo femenino se ha ido colocando en el sector de la seguridad, corresponde prácticamente a los mismos niveles que los hombres. Para ilustrar esta idea, se puede tomar como base el dato de que la fuerza laboral de los establecimientos de vigilantes de seguridad durante el tercer trimestre de 2023 fue de 867 mil personas, cuyo salario promedió los $5.86 mil pesos. La edad media de la fuerza laboral femenina fue de 44 años, la varonil fue de 45.4; el salario promedio de los hombres fue $5.92 mil pesos y el de las mujeres fue de $5.55 mil pesos. Sin embargo, el promedio de escolaridad de las mujeres es de 10.3 años, y el de los hombres, de 9.71 años.
Por citar otro caso, la fuerza laboral de Policía y Tránsito durante el tercer trimestre de 2023 fue de 290 mil personas, cuyo salario promedió los $7.57 mil pesos. La edad media del personal fue de 40,1 años, en tanto que la fuerza laboral se compuso por el 82.1% de hombres, con salario promedio de $7.29 mil pesos, y 17.9% de mujeres con promedio salarial de $8.83 mil pesos. La edad promedio de la mujer fue de 35.4 años, del hombre fue de 41.1; y los años de escolaridad del sexo femenino fue de 12.5 años, en tanto que de los hombres fue de 12 años. Fuente: Expo Seguridad