Ciudad de México. En la colonia Ticomán, al norte de la capital, se llevó a cabo una experiencia poco común en el sector de materiales: un taller que combina capacitación práctica, creatividad y emprendimiento. La iniciativa, organizada por Materiales San Cayetano Express, busca fortalecer la cultura de la autoconstrucción segura y al mismo tiempo abrir espacios para que mujeres, en especial madres de familia, encuentren nuevas oportunidades económicas.
Capacitación práctica con enfoque social
El programa, denominado Taller Incubadora de Emprendimientos, propone un aprendizaje distinto al de los cursos técnicos tradicionales. A través de dinámicas creativas, las participantes elaboran bancos y macetas con mezclas listas para la construcción, lo que les permite perder el miedo al uso de insumos de obra y familiarizarse con herramientas.
La propuesta tiene también un componente social. Además de aprender a manipular materiales, las asistentes desarrollan habilidades básicas de negocio: cómo valorar su trabajo, vender sus productos y aprovechar redes de contacto. “No solo se llevan un objeto terminado, también ideas para emprender”, comentó una de las participantes durante la jornada.
El concepto de incubadora responde a la intención de que una capacitación breve pueda convertirse en el punto de partida de microempresas familiares. Aunque en el proceso se utilizan mezclas de marcas comerciales, el énfasis está en el desarrollo de capacidades y en la creación de comunidad entre mujeres que comparten intereses y desafíos similares.
La dinámica fomenta, además, el uso responsable y seguro de los materiales de construcción, reduciendo improvisaciones que suelen derivar en riesgos en la obra. Según la organización, las participantes cuentan con acompañamiento posterior y la posibilidad de recibir asesoría técnica en tienda para proyectos futuros.
Una apuesta por la autoconstrucción segura
Este tipo de programas reflejan un cambio en la manera de vincular a los proveedores de materiales con los autoconstructores: no solo a través de la venta, sino con la transferencia de conocimientos prácticos. Al mismo tiempo, buscan posicionar la autoconstrucción como una práctica segura, incluyente y con potencial para generar ingresos adicionales.
Con talleres como este, la autoconstrucción se proyecta no solo como una forma de mejorar viviendas, sino como un espacio donde creatividad y emprendimiento se encuentran para transformar realidades familiares y comunitarias.